• Es poco lo que se puede saber sobre esta escena a partir de las breves notas en los evangelios. Podemos tener en cuenta que ordinariamente los romanos dejaban descomponer los cuerpos crucificados en sus cruces y que los animales salvajes se los comieran como señal de última deshonra. Como a los judíos les repugnaban los cuerpos sin enterrar, probablemente había una excepción de esta práctica en Judea.
  • Es interesante notar que mientras más lejano el evangelio del acontecimiento original, más se describe a José de Arimatea como discípulo de Jesús. Esto hace que la historicidad de este discípulo sea de alguna manera dudosa. Si el cuerpo de Jesús se le entregó a él, tal como afirman todos los evangelios, entonces es razonable aceptar su estatus como un líder judío con influencia a quien Pilato aceptó la petición. Posiblemente José admiró a Jesús y quiso asegurarse que su cuerpo recibiera un entierro decente. Su acción es recordada con honor por los seguidores de Jesús.
  • Parece que el entierro de Jesús se hizo con bastante prisa en una tumba cerca del lugar de la ejecución. El Sábado y la Pascua era inminentes.
  • Mujeres líderes del círculo de Jesús observaron el entierro en ausencia de los discípulos varones.